martes, 29 de noviembre de 2011

El PRO se aleja de Alinco y repudia actitud de Diputados.

En declaración pública el Partido Progresista (PRO) dice que los diputados le deben una explicación al país.

Para el Partido Progresista es una vergüenza la actitud de los parlamentarios independientes que hoy votaron junto a la derecha en el congreso aprobando el presupuesto de educación, el cual como Progresistas ya habíamos rechazado el día 18 de noviembre por considerarlo extremadamente distante de lo que Chile y los estudiantes necesitan en materia de Educación.

Su votación es una traición al movimiento estudiantil que lleva más de seis meses en las calles, los que incluso acusaron de forma anticipada la posibilidad de un acuerdo a espaldas de la ciudadanía. Por lo mismo que hoy se apruebe un presupuesto que no representa en absoluto lo que ellos han estado solicitando, y de la forma en que se logró, no hace más que validar la profunda desconfianza instalada sobre el congreso y la práctica de la política en general. 

Desconocemos qué prebendas o acuerdos fueron ofrecidas a los tres parlamentarios para que votaran como lo hicieron, pero sin duda este episodio hace más urgente que nunca la inscripción automática o en su defecto que los jóvenes se inscriban en los registros electorales para castigar en las urnas a quienes se han sumado a la derecha para gestar éste acto inmoral.

Los diputados Marinovic, Velásquez y Alinco le deben una explicación al país, particularmente René Alinco, diputado independiente al que se ha querido vincular con los progresistas, éste parlamentario se alejó de nuestros principios al apoyar a Hidroaysén y reafirma éste alejamiento con su actuar en contra del movimiento estudiantil, hecho que indudablemente lo aleja del pensamiento y actuar de los progresistas.

Los progresistas llamamos a la clase política a escuchar las demandas ciudadanas y no darles la espalda nuevamente como ocurrió con la revolución pingüina el año 2006.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Yo estuve allí: no hubo empate

Por Patricia Politzer. Periodista

¡Hasta cuándo intentamos hacer de todo un empate!

Frente al homenaje a Miguel Krassnoff Marchenko, algunos incluso se dieron el lujo de hablar del odio de los dos bandos que estalló en el Club Providencia. Afuera –según los describió un columnista- los que tienen “feroces resentimientos”; adentro, los que sufren “feroces nostalgias y arrogancias”.

En la mayoría de los noticieros de televisión, también se aplicó la maldita tesis del empate que, desde mediados de los 90, se identifica como objetividad.

Soy periodista. Sé que todos somos subjetivos (condición propia e inevitable del ser humano) y, por eso, en mi trabajo hago todos los esfuerzos posibles por ser imparcial y rigurosa. Sé también que no hay objetividad, ni imparcialidad, ni menos rigurosidad, cuando se intenta empatar a los violadores de derechos humanos con sus víctimas. Desgraciadamente, esto fue lo que hicieron muchos medios de comunicación durante la protesta contra quienes decidieron homenajear a Krassnoff.

No hubo tal empate. Hasta el interior del Club Providencia llegó un grupo cerrado de pinochetistas que recordaron viejas expresiones como “matar a la perra”, “humanoides”, “bien matados”, “terroristas-asesinos”. En las afueras se reunió un grupo diverso de hombres y mujeres, muchos de los cuales jamás se habían visto.
Eran integrantes de las agrupaciones de derechos humanos -víctimas directas de la dictadura y personas que arriesgaron la vida en esas organizaciones- y chilenos de distintas edades indignados con ese acto vergonzoso. Había vecinos –unos en bicicleta, otros con niños- que observaban curiosos cómo su barrio podía ser escenario de una manifestación ciudadana.

Muchos de ellos se sumaron a la protesta cuando vieron que –sin mediar provocación- se les venía encima un carro lanza agua o debieron correr para escapar de los gases lacrimógenos. En una de las calles laterales, un vecino sacó su 4×4 para cruzarlo frente al carro policial y evitar así esa represión desproporcionada y sin sentido. “¡Idolóó! ¡Idolóó!”, le gritaban, ahogados y lagrimeando, quienes se refugiaron en su calle e intentaban no perder la calma ni el humor, animados por un joven que tocaba el bombo. Un ritmo que indicaba que, a pesar de los que estaban dentro del Club, Chile vive otra etapa, donde se puede cantar, bailar y protestar sin sentir miedo.

Es peligrosa la maldita tesis del empate que ignora estos hechos. Nos puede hacer creer que hay dos bandos, nos puede hacer sentir el miedo de la dictadura. Es grave que parezca objetivo informar del mismo modo cuando se lanza un huevo, una bomba de pintura o un insulto, que cuando se reprime con brutalidad, se dispara una bomba lacrimógena al estómago de una mujer que se encuentra a cinco metros o se descargan gases contra una multitud que no sabe hacia dónde arrancar para poder respirar.

Allí no hay empate. Hay un grupo de ciudadanos enojados sin ningún tipo de armas (los destrozos fueron provocados por los carros de carabineros y por unos pocos que recogieron piedras en el mismo lugar) y una policía que parece desquiciada, intentando cumplir la orden de proteger a quienes celebran a un criminal.

¿Qué pensarán esos carabineros que se supone trabajan para combatir el delito? ¿Algunos se cuestionarán ese mundo al revés que los lleva a proteger a quienes aplauden al delincuente? No tengo respuesta a estas preguntas. Pero pude sentir el miedo de aquellos carabineros que son usados como carne de cañón para encarar a quienes protestan.

Un puñado de uniformados que rápidamente se encuentran aislados en medio de la gente, donde reciben insultos y golpes de pies y manos, mientras la mayoría intenta ayudarlos para que puedan librarse incólumes de esa acción temeraria que alguien les impuso (imagino que a ese nivel no hay iniciativa propia).

No hay empate. Hay un acto vil que ofende a miles de familias que sufrieron los peores horrores de la dictadura: desapariciones, fusilamientos, torturas. Un acto infame que desprestigia a nuestro país. Un acto de extrema violencia que debilita nuestra convivencia democrática.

Por suerte también hay actos nobles como el de aquel vecino que usó su auto para proteger a quienes no conocía sin importarle las consecuencias. Y actos conmovedores, de envidiable dignidad, como el testimonio del Dr. Patricio Bustos, director del Servicio Médico Legal, revelando con serenidad –sin odio- las torturas que sufrió al ser detenido por Krassnoff Marchenko, el militar que usaba su propio nombre cuando se aplicaba corriente y otros tormentos.

No hay empate posible. Los torturadores son criminales que deben ser juzgados, encarcelados y repudiados. Las víctimas son personas que merecen respeto, consuelo y desagravio de parte de la ciudadanía y de todo gobierno democrático, sin importar de qué signo político sean sus ideas y sus electores.

La invitación a este homenaje terrorífico del alcalde Cristián Labbé no puede empatarse con ciclovías y hermosos jardines. Eso es una perversión.

Es hora de terminar con la tesis del empate y llamar las cosas por su nombre. No es lo mismo informar con imparcialidad sobre la indignación frente a un homenaje inmoral que publicar fotos engañosas y titular con “batallas campales” y “disturbios”.
No es lo mismo seguir justificando a Pinochet y la DINA que llorando a los muertos.

 


miércoles, 23 de noviembre de 2011

Nº 100 de Revista Letras del Escriva: "La Cultura es origen y destino"

Por

La Letra C. 
Editorial.


100. Escriba Cien. La Letra C. Letra de Centuria. Letra de Colección. Letra de Co-mienzo. ¿Hablamos de los comienzos? ¿Hablamos de la colección? ¿Hablamos de esta Centuria XXI? Letra de Conexión. Letra de Caribe. Letra de Creación. ¿Hablamos del Caribe que viene? ¿Hablamos de las conexiones? ¿Hablamos de diversidad en la crea-ción? Letra de Cultura. Letra de Cuba. Letra de Cambio. La Letra C. Escriba Cien. 100. Y hablemos de Cuba. Hablemos de Cambio. Hablemos entonces de Cultura.

Durante 100 números La Letra del Escriba ha insistido en construir su Lector. Un lector libre. Un lector que lee. Un lector que cree. Diverso, solid(t)ario, con capaci-dad de elegir. Un lector que valora la utilidad de la palabra y degusta sus lecturas. Participativo, refractario, que descree. Un lector que se/nos hace preguntas que a veces no sabemos comprender. Con su propio punto de vista, multiple, adoptado con cono-cimiento de causa. Nuestro lector crítico, que vive en lo esencial la radicalidad de su cultura, se mueve con naturalidad en ella, y actúa para el cambio necesario, en todos los campos del sistema. 

Una mirada desde la tradición y la vanguardia, universal y cubana, clásica y contemporánea. Con todos y para el bien de todos, como quería el Maestro. Con todos los que crean y construyen y apre(h)enden y saben hacerlo bien. Con las formas de ser de la cultura y la utilidad específica de la palabra escrita. Como arte para el placer y el conocimiento. Como reflexión para el conocimiento y el placer. Como mirada rigurosa y necesaria a nuestros contextos. Una mirada jerarquizada, compartida desde la crea-ción artística. Para abrir canales de circulación a la literatura mejor. Y ponerla a dialo-gar con quienes viven esos otros espacios donde la sociedad se piensa y transforma a sí misma, se hace cultura.

Hemos insistido desde estas páginas en la necesidad de pensar. De pensarnos como individuos, como sector, como país, como humanidad viva y cambiante en el tiempo y el espacio. Hemos practicado esa necesidad. Lo seguiremos haciendo. Cada vez con mayor insistencia, intención y profundidad. Uno de los autores más apreciados por el Lector formuló la síntesis ineludible: “Una sociedad que está cambiando necesi-ta pensarse a sí misma”. La entrevista de la mano de nuestro editor, publicada aquí. Puerta y compañía para otros pensamientos, anteriores y coetáneos, propios y distan-tes. Lo Otro frente a Lo Mismo. La diversidad como valor estético, cultural, social. Pensar ese valor. Pensar el cambio. Pensar esa diversidad. Actuar en todos los elemen-tos del sistema para alcanzar un cambio cultural favorable a la calidad, a la felicidad, al ser humano que lee y/o escribe. El Autor, el Editor, el Lector, un triángulo que se pien-sa y se mueve por caminos distintos hacia un mismo lugar de llegada.

En el octubre de la isla, siempre peleador y lluvioso, la cultura es origen y des-tino, fluencia y devenir, aporte y transformación. Es elemento distintintivo del cambio profundo, capacidad de asumirse y re-crearse y vencer. Vértebra desde la cuaL se arti-cula el ser y el hacer de la patria para pensarse más feliz, más plena, más próspera. Con todos y para el bien de todos. Por la dignidad plena del hombre, del ser humano que la habita, la modela y la sostiene. Para alcanzar toda la justicia, sin discriminacio-nes ni miedos, desde la isla indistinta en el tiempo, en su raíz, en su prolongación du-radera hacia otras tierras del mundo.

100. Escriba Cien. La Letra C. Letra de Comienzo. Letra de Colección. Letra de Centuria. ¿Hablamos de esta Centuria XXI?¿Hablamos de la colección? ¿Hablamos de los comienzos? Letra de Creación. Letra de Caribe. Letra de Conexión? ¿Hablamos de diversidad en la creación? ¿Hablamos del Caribe que viene?¿Hablamos de las co-nexiones? Letra de Cuba. Letra de Cultura. Letra de Cambio. La Letra C. Escriba Cien. 100. Y hablemos de Cultura. Hablemos de Cambio. Hablemos entonces de Cuba

Link a Revista letras del Escriva:

Diana Aaron, mi amiga


Por María Eugenia Camus

Recordarla y escuchar nuevamente su risa fuerte, llena de vitalidad y optimismo que llenaba el espacio es una sola cosa. Con mi amiga Diana Aarón compartimos escritorios en la sala de redacción de la revista “ONDA” de la editorial Quimantú.

Ella venia de Periodismo de la Universidad Católica. Yo de la Chile. Ambas –entusiastas integrantes del movimiento de la Reforma y de las movilizaciones estudiantiles de fines de los 60- juntamos nuestras ganas para desarrollar un proyecto periodístico innovador: la revista “Onda” que diera a conocer a los jóvenes  el nuevo Chile que surgía, los incorporara y los hiciera compartir nuestros sueños.

No fue casual que optáramos por el periodismo: ambas creíamos  que es una responsabilidad con la sociedad informar lo que sucede, con las armas de la verdad, moleste a quien moleste.

Pero también compartimos sueños y las ganas de luchar para construir un país distinto, sin desigualdad, donde los niños, no importa su cuna tuvieran las mismas oportunidades para crecer, estudiar y desarrollarse como seres humanos. Un país donde no se discriminara y que fuera tolerante. Creíamos y queríamos que en Chile eso era posible. Y durante este año, muchas veces he visto el rostro de esa Diana risueña en muchas mujeres jóvenes que llenan las calles en marchas multicolores

Diana era de origen judío y orgullosa de serlo. Inquieta, quiso conocer la realidad del país de sus antepasados. En 1967, después de la Guerra de los Seis Días,  viajó a Israel para vivir y formar parte de un kibbutz.  Aprender, compartir, sentirse una más entre tantos. Fue una experiencia que la marcó y la llevó a tomar decisiones importantes a su regreso: ingresó al MIR, mientras estudiaba periodismo en la Universidad Católica.

Allí nació “Alba”, esa joven carismática, solidaria, llena de afecto y sentido del humor. Pero también rigurosa, disciplinada y comprometida con las responsabilidades y tareas que asumía.

Tuve el privilegio de conocer a la Diana, mi amiga y colega con la que compartí tantas jornadas en ese segundo piso de una gran casona en la Avenida Santa María, donde funcionaba la editorial Quimantú. Hicimos periodismo, sin restringirnos en  pautas y contenidos: la gira de Fidel Castro a Chile, el Festival de Viña, la policía por dentro, reportajes de investigación y entrevistas a autoridades y artistas. Irreverentes y acuciosas eran las notas, las preguntas y la opinión.

Pero conocí y valoré a Alba, la mirista. A esa joven militante con una entrega apasionada y responsable que la hacía dividir su tiempo entre el trabajo profesional y político, como si el día tuviera más de 24 horas. Tenía energía para disfrutar  la vida en todas sus dimensiones. Con una inmensa capacidad de amar, de entregarse, de comprender y perdonar, si su elegido no era capaz de amarla de la misma forma. Fue una gran compañía durante mi primer embarazo, era maternal por esencia y uno de sus grandes anhelos era ser madre. 

Por más que trate de recordarla triste en alguno de sus momentos difíciles, solo me aparece su sonrisa, su sentido del humor y su generosidad infinita para preocuparse del otro.

El Golpe significó muchos quiebres y dolores. Quizás uno de los más fuertes haya sido la pérdida de esa cotidianeidad, y de los amigos. Nos vimos muy pocas veces después de ese fatídico día, pero siempre pensé y tuve la esperanza, de que nos reencontraríamos.

Diana-Alba se convirtió en Ursula en la clandestinidad, y también encontró el amor con quien quería construir familia y futuro sin hacer caso al miedo y la incertidumbre. No pudimos compartir ni conversar lo nuevo que le estaba pasando. Tampoco su felicidad cuando supo que esperaba un hijo. Una muestra más de su coraje y amor por la vida en medio de esos días oscuros. Siguió trabajando con la misma fuerza de antes.

Lamento no haberle trasmitido antes mis prejuicios con una de las personas que trabajaba con ella en el MIR, que se decía su amiga, pero que no lo era. Un ser oscuro y resentido a quien Diana protegía, ayudaba y escuchaba. Marcia Gómez, colaboradora de la DINA y conocida en el MIR como “Carola”, actualmente jubilada del Ejército por sus servicios en Inteligencia, había sido detenida sin que Diana lo supiera. No tuvo ningún escrúpulo en reunirse con ella en un sector de La Reina y llegar acompañada de agentes de la DINA que dispararon contra Diana cuando la vieron.

Herida fue trasladada al Hospital Militar, pero su tormento recién empezaba. Hasta allí llegó Miguel Krassnoff, que la sacó del lugar para llevarla a un centro de torturas. Hay testimonios que dan cuenta de su ensañamiento y crueldad, la que se acentuaba a medida que Diana agonizaba sin que de su boca saliera una sola palabra. “No solo es comunista esta perra, sino que además es judía… hay que matarla”, fueron las palabras de su asesino y que escucharon otros agentes que después entregaron estos antecedentes a la justicia. 

Diana, embarazada, murió en ese lugar y Krassnoff ordenó hacer desaparecer su cuerpo. Eso ocurrió entre el 19 y 20 de noviembre de 1974. Han pasado 37 años desde que esta mujer, llena de energía, dejó de caminar por las calles que tantas veces recorrimos. Pienso en que habría estado ahora y la imagino escribiendo, opinando, criticando y aportando. La veo indignada con la situación vergonzosa que vivió la comuna de Providencia por el homenaje a un torturador sobre cuya cabeza pesan 140 años de cárcel por su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad. 

Porque paradojalmente, 37 años después, el calendario hizo coincidir la fecha de la muerte de una joven hermosa y valiente que dio su vida por lo que pensaba con el homenaje de un hombre cobarde que fue capaz de asesinarla cuando estaba embarazada y que hasta hoy no ha sido capaz de reconocer su crimen.

Me siento privilegiada y es un orgullo haber sido amiga de Diana Aaron.  Creo que es necesario que su vida y testimonio se conozca, especialmente en estos días, cuando todavía en nuestro país hay personas que son capaces de rendir homenaje a su asesino: Miguel Krassnoff Marchenko, que hasta ahora niega su responsabilidad en el crimen de una mujer embarazada.



lunes, 21 de noviembre de 2011

Director del SML: “. Krassnoff me torturó “

El doctor Patricio Bustos, es en la actualidad el Director del Instituto Médico Legal, y fue uno de los torturados por Krassnoff, frente a ello ha declarado “tuve la desgracia de estar en manos de Krassnoff, Marcelo Moren, Osvaldo Romo y otras personas en Villa Grimaldi cuando estuve detenido el año 1975.”

Las declaraciones del Doctor Bustos, impactan al escuchar su voz: “Krassnoff era capitán en ese tiempo y él me torturó. El capitán Miguel Krassnoff Martchenko era uno de los pocos que usaba su nombre real en la Villa Grimaldi, lo que le daba un manto de impunidad”

Además expreso: “ Por supuesto que es una etapa dolorosa de mi vida, pero nunca me he arrepentido de haber luchado contra la dictadura y haber pagado estas consecuencias como las pagaron tantos chilenos, y otros en forma peor porque muchos de mis compañeros están desaparecidos o fueron asesinados en ese lugar”.

Diversas agrupaciones de derechos humanos están preparando una funa a la ceremonia de homenaje al ex DINA, que está organizada para el día de hoy lunes 21 de noviembre a las 19:00 horas en el Club Providencia ubicado en avenida Pocuro 2878.



Con parches en la boca, estudiantes protestan en Mall Plaza Vespucio.

Noticia ciudadana.

El sábado 19 de noviembre, mientras el Mall Plaza Vespucio, recibía a miles de personas, a las 14.30 horas, los estudiantes de la Comuna de La Florida, realizaron una protesta de apoyo a la educación, utilizando para ello pitos, guitarras y varias pancartas, mientras de fondo se escuchaba varios cánticos entre ellos "y va a caer, y va a caer, la educación de Pinochet". 

El patio de comidas a esa hora estaba repleto de familias consumiendo comida chatarra. Sin embargo, las personas escucharon con mucho respeto las demandas de los estudiantes y luego aplaudieron.

Cuando llegó Carabineros, la sorpresa fue total. Nada pudieron hacer, por que la concurrencia familiar era tan masiva, que fue imposible reprimir a los estudiantes en medio de un millar de padres, niños y un intenso consumo de comida rápida.   

El despliegue "relámpago" culminó con la canción del desaparecido grupo, Los Prisiones, "baile de los que sobran" por los pasillos del centro comercial ante la mirada amenazante de parte de las fuerzas policiales que no lograron reprimir a nadie.  

jueves, 17 de noviembre de 2011

Analista político afirma: “Andrea Ojeda, debió saber quién era Miguel Krassnof”

La ingeniera comercial y militante de Renovación Nacional, Andrea Ojeda Miranda, debió responder con su renuncia a un supuesto error en la respuesta a una carta enviada a la Presidencia de la República. Sin embargo, resulta incomprensible que la ex candidata a Diputada, no supiera medir las consecuencias políticas de una respuesta tan eufórica, cuando el personaje aludido era nada menos que  Miguel Krassnof.

Andrea Ojeda, terminaba su contrato el 31 de diciembre del 2012, y ocupaba una oficina en el ala sur oriente del Palacio de La Moneda. Según el sitio oficial del gobierno ganaba unos $ 2.500.000 pesos mensuales.  

Conversamos con el analista político, Jorge Montecino, sobre cómo manejar este tipo de temas tan sensible y sus comentarios al respecto son claves para entender que Andrea Ojeda, de ser ella la responsable, cometió un error imperdonable.

¿Qué paso en este caso?

Cuesta creer que una persona como Andrea Ojeda Miranda, pudo equivocarse de esa manera. De ser así, quedaría demostrado que no sabe nada de la historia política reciente  de nuestro país.  Miguel Krassnoff, es un personaje siniestro, pero inconfundible.

Si un asesor de la Presidencia no maneja los temas políticos más sensible ocurridos en los últimos 30 años, y además responde a nombre del Presidente sin consultar un tema tal delicado, demuestra un bajo nivel de manejo político. O sea, nunca gobernaron los mejores, como lo afirmó el propio presidente Sebastian Piñera.

¿Pero en dicha oficina se reciben miles de cartas?

Sin duda, puede ser una repartición donde llegan miles de cartas, pero ese no es el punto. Lo importante es que se trataba de un homenaje a Miguel Krassnoff y no una carta dirigida al viejito pascuero y enviada por un grupo de niños.

¿Pecaron de ingenuidad?

Tal vez. Lo importante es que con ese nivel de imprecisión en la respuesta, en una repartición ciudadana de la presidencia, es injustificable. Uno podría imaginar entonces, que otras solicitudes sociales, relacionadas como por ejemplo, con el terremoto, tampoco tuvieron el manejo político requerido.

Existe 40 personas que analizan las cartas enviadas y dan respuesta, a nombre del Presidente de Chile y nadie sabe que calidad de respuesta se puede encontrar. Eso no tiene justificación alguna.